LA LUZ
Otro día más, rodeada de oscuridad, en la misma habitación, con las mismas paredes asfixiantes, cada día son más estrechas, cada día se acercan más, cada vez esa luz que se cuela por debajo de la puerta es más floja. Durante un tiempo intenté salir, intenté arreglarlo todo, pero después me rendí y me limité a observar como esa luz se apagaba y como todo se hacía más oscuro, más feo y menos nítido. Hoy he mirado a todas las paredes de esa habitación y está todo igual, nada cambia. Hasta que al lado de la pared de mi izquierda veo una ventana. No sé qué hay al otro lado. Siento miedo de abrirla, de acercarme, pero estoy desesperada y no tengo fuerzas para seguir en esta amarga oscuridad. Me levanto y la abro. Una radiante luz me llena los ojos, no puedo ver qué más hay después de eso, pero me adentro hacia ella y salto, al mismo tiempo, me libero de todo y sonrió por primera y última vez.
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