El rincón de los lectores del IES Gabriel Miró

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miércoles, 30 de junio de 2021

Poemas escondidos: Hoy "Examen sorpresa", de Diego Sánchez Aguilar.

Con el curso casi echando el cierre, ponemos también el epílogo al proyecto "Poemas escondidos" que, durante varios meses de este inusual 2021, hemos llevado a cabo con el alumnado de 3º de ESO C. Poemas de autores y autoras contemporáneos que no siempre llegan al gran público y, mucho menos, al público adolescente que habita nuestras aulas. Esperamos que el poso de los versos leídos y comentados quede en su recuerdo...
Como colofón un poema del escritor Diego Sánchez Aguilar: "Examen sorpresa".


Diego Sánchez Aguilar (Cartagena, 1974) es un escritor español, ganador del Premio Setenil en el año 2016. Sánchez Aguilar es doctor en Literatura y ejerce la docencia en institutos de enseñanza secundaria. Autor de ensayos, poemas y cuentos. Con su primer libro de relatos Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino (editorial Balduque) ganó el Premio Setenil en 2016. En noviembre de 2018 publicó la novela Factbook. El libro de los hechos​ en la Editorial Candaya. También es autor de Poesía vertical, edición crítica de la obra de Roberto Juarroz para la editorial Cátedra. Ha publicado reseñas y artículos de crítica literaria en revistas como Quimera o El coloquio de los perros.

EXAMEN SORPRESA

Como si de repente me diera cuenta
de que era hoy el día del examen.
Así despierto todas las mañanas.

Despertarme es caer dentro de ese paso en falso,
dentro de ese vértigo
de saber, de golpe,
que no soy lo que debería haber sido
y sin saber tampoco qué es lo que yo creía
que tendría que ser,
o haber sido.

Hay un profesor dentro de mí
que me está siempre suspendiendo,
y también hay dentro mí un alumno
que solamente sabe que suspende.

Y luego estoy yo, desayunando esta tostada triste,
viendo cómo suspendo y me suspenden:
es como si mi nombre amaneciera
siempre escrito en hiriente tinta roja.

Luego salgo a la calle y está llena de personas
y todas son hermosas y saben lo que hacen,
viven alegres, y visten bien,
y van a sitios a los que yo no voy,
y tienen en el bolsillo las preguntas del examen.

Cuando alguno de ellos me mira,
imagino que soy otra persona,
que en sus ojos soy también hermoso
y voy a sitios con nombre, donde me esperan.
Cuando alguno de ellos me mira,
sostengo la mirada y abro las branquias,
para ser ahí dentro,
un rato más,
ese que finjo, con colores.

Todas las personas que finjo ser
son mejores que yo, cuando las pienso.
Y luego no soy nada, porque cuando habría de ser algo,
estaba ya aquí dentro, pensando en quién sería luego.

Tengo envidia de ese que quiero ser.
Veo, como si estuviera al otro lado de la acera,
cómo sería yo mañana.
Y mañana sería tan fuerte y tan claro,
tan en el centro de la vida,
tan sintiendo la tierra sin zapatos,
tan sabiendo, esta vez sí,
todas las respuestas del examen.

La envidia de ser yo se parece a la nostalgia de un país lejano,
visto en el suplemento de viajes de la revista del domingo.

Y cuando he sido algo, siempre me he equivocado.
He tenido vergüenza de todos los que he sido.
Todavía a veces salta, en mitad de la calle,
hablando sola, la vergüenza.
Como si recordara de repente que me dejé las llaves puestas,
y todo el mundo puede abrir la puerta, y verme por dentro,
desnudo, vacío y culpable como yo me veo.

Miro en los escaparates mi imagen de ayer o de anteayer y, sin llorar,
lloro de vergüenza, y del fracaso inverso
del que ni siquiera lo ha intentado.

Habito la mañana entre la gente
con la sensación de estar frente a un semáforo en rojo
que tarda demasiado en dejar paso;
impaciente, y también con la certeza
de saber que, si se pusiera verde,
no sabría si cruzar o seguir parado,
o adónde habría que ir
si tuviera libre el paso.

Antes de entrar al trabajo,
la ecuación perfecta de que he perdido el tiempo
se resuelve a sí misma dentro de mi estómago.

Y así paso la mañana,
sabiendo que el tiempo nunca se podría haber ganado,
pero con el cuerpo hecho este nudo
de haberlo perdido con certeza.


jueves, 3 de junio de 2021

Poemas escondidos: Hoy, "Temblores", de Ángel Paniagua, comentado por nuestra alumna Paula Cámara

 Ángel Paniagua (Plasencia, 1965) es licenciado en Historia del Arte, campo en el que realiza habitualmente trabajos de traducción y corrección de estilo. Ha publicado críticas de cine, y de exposiciones de pintura y escultura en los diarios La Verdad y La Opinión de Murcia, así como poemas, traducciones y reseñas de libros en revistas literarias (Silvestra, Signos, Arrecife, La Isla Desnuda, Postdata, Renacimiento, Quimera, Hache, Antaria, El coloquio de los perros y otras). Ha sido incluido, entre otras, en las antologías Jóvenes poetas junto al Mediterráneo (J. A. Cilleruelo, Silvestra, 1988), 10 menos 30. La ruptura interior en la poesía de la experiencia (L. A. de Villena, Pre-Textos, 1997), y Spanish Contemporary Poetry: An Anthology (Diana Cullell, Manchester University Press, 2014), y es autor de los libros de poesía: 

En las nubes del Alba (Premio Murcia Joven de Poesía 1989, Universidad de Murcia, 1990); Si la ilusión persiste (ERM-Tres Fronteras, 1991); Treinta poemas (Comares/Postdata, 1997); Bienvenida la noche (2ª edición, corregida y aumentada, de Si la ilusión persiste, ERM-Tres Fronteras, 2003); El legado de Hamlet (Renacimiento, 2003); Una canción extranjera (Premio Antonio Oliver Belmás, ERM-Tres Fronteras, 2004); Gaviotas desde el «Ariel» (Premio Villa de Cox, Pre-Textos, 2005); Monólogos en el vacío (Ediciones del 4 de agosto, 2011). También ha publicado la traducción al castellano de Focs d'octubre del poeta catalán Francesc Parcerisas (Fuegos de octubre, Linteo, 2008).

Temblores

Esas tardes que pueden ser cualquiera

y ninguna, esos cuadros que ya has visto

cuando los miras por primera vez,

esas casas de luz y esas atmósferas

de viento que delatan la cercana,

violenta plenitud de una borrasca.


El aire, en fin, que siempre nos señala

con sus dedos de hierro en los tejados

la dirección que siguen las cigüeñas

hacia otra estación y otro paisaje

más cálido que éste donde aún

seguimos empeñados en buscarnos.


Esas tablas pintadas y esos pájaros,

cuyo ser sin esfuerzo se demora

un momento fugaz ante nosotros,

indican el camino de la única 

manera de vivir que deberíamos 

envidiar y anhelar en vez de ésta

tan vieja ya y deforme que nos huye.


Para Paula Cámara, este poema hace referencia a una sensación de paz, haciéndonos recordar nuestros recuerdos más placenteros, bonitos… Además una cosa que le ha gustado mucho, ha sido la fluidez entre estrofas y versos, cada verso concordaba mejor con el anterior. Nos recuerda, además, lo insignificante o importante que puede llegar a ser una tarde cualquiera, con detalles tan bonitos como la dirección que siguen las cigüeñas en el cambio de estación. Compara las vidas de los humildes pájaros con las nuestras, diciendo así, que deberíamos de envidiar la manera de vivir en vez de la nuestra, vieja y deforme.