La cruda realidad
Un día cualquiera de agosto del año pasado, al entrar a mi casa me encontré a mi madre tirada en el suelo con una mancha roja a su alrededor, asustada y con ganas de levantarse pero sin poder hacerlo. Mi padre estaba sentado a su lado riéndose a carcajadas pero con cara de susto. Al verme, los dos intentaron actuar con normalidad para que yo no notase lo que estaba pasando pero, obviamente, yo sabía que lo que estaba ocurriendo no era normal. Al ver el panorama lo único que se me ocurrió fue insultar a mi padre diciéndole que yo no lo veía capaz de hacer eso y que cómo podía reírse después de hacer lo que había hecho. A lo que mi madre,sin entender nada, dijo: “no sé como se me ha pasado por la cabeza beber zumo de remolacha sabiendo que soy alérgica”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario