¡QUÉ NO LO ENTIENDO!
¡Qué
no! ¡Qué no lo entiendo! Más de trescientas veces me ha dicho mi madre que me tranquilice,
pero por lo que parece se lo debería decir yo. Mi padre, parece un mimo de
feria, mudo se ha quedado ante la noticia. Pero es que, ¡qué noticia! Salimos del
hospital peor de como habíamos entrado. Por lo menos cuando entramos sólo
sufría yo, ahora parecía que el dolor se hubiera extendido como la peste. Pero
lo que de verdad me sacaba de quicio eran los médicos y enfermeras. Todo el
rato diciendo tranquila que todo va a salir bien, hay muchos tratamientos, etc.
Nadie se daba cuenta de que lo que de verdad necesitaba era un habrá momentos
mejores y peores pero nunca vas a estar sola. Siento decir que me quedé con las
ganas de escucharlo. Al fin y al cabo, ¿quién no intenta mentir para no sufrir
tanto?
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