NEGLIGENCIA
Me asomo y veo mucha gente, me da una
vuelta el corazón, es la hora, nada puede salir mal. Espero en la puerta y
escucho mi nombre, tomo aire me dispongo a subir las escaleras… De repente me
detengo en seco, noto como mis pupilas
se abren descaradamente y siento un calor extraño en la cabeza. ¡No puede ser!,
he olvidado las partituras en casa. ¿Qué hago? No hay tiempo, no puedo salir.
Dios mío quiero morirme, pero no tengo el placer, noto como me sacan a
empujones al escenario, ya no hay vuelta atrás, tiene ser una pesadilla.
Maldiciendo entre dientes, agarro lentamente mi instrumento y miro al público
buscando no sé el que. Me dispongo a
tocar la primera nota de una partitura inventada a base de pánico y como era de esperar caigo redonda al suelo.
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