Lo
vio y olvidó los mapas,
los
caminos
se
esfumaron las distancias
con
la facilidad
del
vuelo del destino.
el
corazón también decidió
quedarse
esclavo de su paso,
y
le quería tanto, que
toda
su pena y sus latidos
olvidaron
haber vivido.
Las
plantas de sus pies
besaron
el camino
que
él recorría,
y
ya no era esclava de nada
solo
portaba felicidad,
y
él, en un intento
de
aliento,
no
pudo evitar girarse,
y
amarla.
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