Piscinazo
Íbamos por la calle, cuando de repente dije:
-¡No hay huevos de saltar la valla y colarte en la
piscina de los guiris!
-¿Qué no hay? ¿Qué no?
Se dispuso a saltar la valla, y vaya si lo hizo. Al
entrar se paseo triunfante cual gallo por el gallinero.
Pero antes de salir, había que dejar huella de la proeza.
Se bajo los pantalones y rego la piscina. En ese momento apareció una mujer que
gritó con acento inglés:
-“Tú no ser vecino”
¡Vaya! Le llamó más eso la atención que el hecho de que
estuviese “bautizando” su piscina.
Él gritó con desparpajo:
-“¡Pero espera que acabe mujer! ¡Encima que te doy una
alegría! ¡Seguro que hacía tiempo que no veías una!”
Saltó la valla otra vez y comenzamos a correr como hooligan que lleva el diablo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario