Oscuridad. Ya no
recordaba otra cosa que no fuera esa. Al principio había resultado entretenido
contar el tiempo que pasaba aquí encerrada, pero después de un rato me había
resultado tan tedioso que había tenido que dejar de hacerlo. Lo único que me
mantenía cuerdo era cerrar los ojos e imaginármela a ella, sonriéndome y
susurrándome que todo iba a salir bien. Tenía tanta hambre y tanta sed que no
era capaz de moverme, el olor nauseabundo había nublado mis sentidos y un
fuerte dolor de cabeza empezaba a asolarme poco a poco.
Sabía que si volvía a
dormirme posiblemente no me despertaría jamás, pero era muy difícil luchar con las
ganas de cerrar los ojos. Estaba a punto de hacerlo cuando escuché un dulce
susurro. Era su voz, lo que significaba que en realidadhabía estado muerto todo
este tiempo.
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