PESADILLA
Desperté de aquella
pesadilla. Suspiré aliviada de ver que todo había terminado y miré
alrededor mía, estaba en una habitación blanca, pero no sabía por
qué. Las escenas de aquel mal sueño aun me venían a la cabeza,
aunque no lograba recordar el final, pero no me importaba porque lo
que quería era olvidarlo. Me pasé las manos por la cara para
quitarme el sudor y fue al rozar la cicatriz que atravesaba mi ojo
cuando me di cuenta de que no había sido una pesadilla y de que no
podía recordar el final porque aun no había acabado. En ese momento
un hombre vestido de negro abrió la única puerta que había en la
sala. Una máscara ocultaba su rostro y en una de sus manos tenía un
cuchillo impregnado de sangre.
-Es
hora de continuar jugando.-Dijo con una voz llena de maldad y empezó
a caminar hacia mí.
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