Invierno
austral
Las damas del condado tienen el rostro
desgarrado, son de tallo delgado y de flores que concluyen sin
resultado. ¿Sabrías decir cuál es la más bella del lugar? ¿La
que se alza por encima de las demás? Ella lo sabía y yo supe que
era ella. Era una incógnita sin solución real. Su mirada destruía
la tosca simetría y los míseros vacíos, a través de los cuales
asoma el plan desnudo, que nada calla, proporcionando un maravilloso
calor a cuanto fue creado en el frío de la excesiva perfección.
Su amor era como sentirse libre en una
jaula y preso en medio de la libertad. La presión me podía cada vez
más. De pronto me vi volviendo a rodar. Demasiado tarde o demasiado
pronto quizás.
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