LA
“HABITACIÓN” DEL HOTEL
No me lo creo. ¡No me lo puedo creer! Después de estar un año
ahorrando por fin me puedo ir de viaje y me encuentro con esto. El
aire me empieza a faltar y no, no es por aquellos cigarros de los
quince. Me subo a la cama, de la cama a la silla pasando por la mesa.
¡Y fin del mobiliario de la caja de cerillas! Puedo ahorrar, pero no
hacer milagros. Demasiado grande es la habitación, aunque el colchón
deja mucho que desear. Ya no la veo, parece que se ha ido. Voy a
bajar que me estoy dando pena a mí misma. ¡No, ahí está! Me quedo
paralizada, creo que voy a vomitar. Quiero gritar, pero me he quedado
igual que tras los ensayos del coro de la iglesia, sin voz ni
aliento. ¡En serio, que alguien mate a esa cucaracha ya!
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