En
ese preciso instante.
En
ese preciso instante cuando accioné la manivela de aquel viejo y
sucio ascensor, se encendió un televisor de época, en blanco y
negro con una especie de guía rara en la que te explicaba como
funcionaban las cosas por esos lugares.
De
repente note un temblor y el ascensor se abalanzó unos milímetros
hacia el suelo y se frenó, para luego continuar con una marcha lenta
y con algunos temblores más.
Comencé
a bajar al principio era todo muy oscuro pero, de la nada, surgió un
brillo, me percate de que aquel ascensor descendía atreves de las
aguas, con un cristal como única protección, me asuste pero comencé
a ver una preciosa ciudad subterránea con luces de colores, peces
exóticos; medusas, tiburones, calamares; también me fije unos tubos
de cristal formando pasarelas de un edificio a otro. Supongo que me
merecía unas vacaciones.
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