El rincón de los lectores del IES Gabriel Miró

El rincón de los lectores del IES Gabriel Miró

jueves, 23 de febrero de 2017

Videopoema "La vejez en los pueblos", de Miguel Hernández. Realización: Marina García

La imagen y el sonido es una constante en nuestros días. Cada vez con más frecuencia, la información nos viene dad en este formato, sea la disciplina que sea. La literatura y , más en concreto, la poesía no es ajena al componente audiovisual. Buen ejemplo de ello es el videopoema, curioso "envase" donde se integran versos, imágenes y música para acercar a los lectores, acostumbrados a concebir la poesía como algo hermético y exclusivo. 
Precisamente en el formato del videopoema nos llega el trabajo de Marina García Sánchez, de 2º ESO C, que a instancias de la profesora de Literatura Fuensanta Estremera, nos acerca un poema de Miguel Hernández: La vejez en los pueblos. Compartimos con vosotr@s este trabajo, este nuevo acantilado al que asomarnos y os recordamos que este blog es un espacio abierto para que cualquier alumn@ puede mostrar sus inquietudes culturales y literarias.

Nueva edición, la quinta ya, de Huellas del pasado

El lugar en el que vivimos siempre ha generado al ser humano reflexiones y cuestiones que se han ido planteando desde los tiempos más ancestrales de la humanidad. Como ejemplo, la palabra que hoy nos regala D. Javier Murcia: Cosmos. Con su etimología, podremos comprender el origen de este nombre y de otros términos asociados a él como Caos. Asomaos a este acantilado y disfrutad de las vistas.

Cosmos

miércoles, 22 de febrero de 2017

Bases del IV Certamen de microrrelatos "En breve"

Compartimos con vosotr@s las bases del IV Certamen de microrrelatos "En breve" que desarrollaremos desde hoy a las Jornadas Culturales. Os animo a participar a tod@s.
  
Bases del IV Certamen de “Microrrelatos en breve”


El departamento de Lengua Castellana y Literatura convoca el IV certamen de Microrrelatos "En breve”, en arreglo a las siguientes bases


1.- Temática: Libre


2.- Participantes: Podrán participar todos aquellos alumnos y alumnas que pertenezcan al IES Gabriel Miró.


3.- Formato: Las obras tendrán una extensión máxima de 150 palabras (sin contar el título), escritas en castellano, en letra Times New Roman, tamaño 12 (formato Word). Se admitirán un máximo de dos obras por participante. 


 4.- Forma de presentación:
1.    Mediante el envío como archivo adjunto o en el cuerpo del mensaje de los relatos a este mail.
  iesmirogabriel@gmail.com




En otro archivo adjunto, se enviarán los datos personales indicando la categoría por la que se participa . Este archivo se nombrará como PLICA. En ningún lugar del mensaje podrá haber referencia alguna a la persona que ha escrito el microrrelato.


2.      También podrán entregarse a cualquier profesor del Departamento de Lengua Castellana y Literatura. En este caso, se hará en formato informático y los datos personales se adjuntarán en un sobre cerrado.


 3.- Plazo de presentación: los trabajos podrán presentarse hasta el día 14 de marzo, inclusive.


 4.- El jurado estará compuesto por los miembr@s del  Departamento de Lengua Castellana y Literatura. Se nombrarán dos ganadores por categoría que recibirán los siguientes premios


·         La categoría A de 1º y 2º de ESO: Un dispositivo electrónico para el primer premio y un lote de libros para el 2º.
·         La categoría B de 3º y 4º de ESO: Una tablet para el primer premio y un dispositivo eléctrónico para el 2º.
·         La categoría C de Bachillerato: tablet para el primer premio y un dispositivo electrónico para el 2º.




 5.- El fallo del jurado será inapelable.


 6.-Aceptación de las bases: La participación en el Concurso implica su aceptación plena.


7. Todos los textos serán publicados en el este blog, al igual que el fallo del certamen.

8. La entrega de premios se llevará a cabo el viernes 17 de marzo, en el trascurso de la gala "Tú si que vales".










viernes, 17 de febrero de 2017

Huellas del pasado. Cuarta edición

Retomamos nuestra cita semanal con la etimología de la mano del profesor de griego D. Javier Murcia. Esta semana nos entrega el origen de una palabra que ha tenido en la cultura cristiana un gran protagonismo. Hablamos de demonio, término asociado a las orígenes del cristianismo y que ha provocado en diferentes periodos de nuestra historia episodios curiosos a la par que reprobables. Pensemos, por ejemplo, en el Tribunal de la Inquisición, que durante los siglos oscuros del cristianismo más rancio, tuvo al vocablo demonio como obsesión recurrente.

Sobre demonios

En el mundo clásico no había una divinidad específicamente malvada o perversa; los dioses, por su carácter antropomórfico, una veces eran buenos y otras malos, como en definitiva, pasa con los hombres. 
Cuando el cristianismo se extendió por el mundo grecolatino se vio en la necesidad de nombrar a ese espíritu consagrado al mal. El Nuevo Testamento usó un término griego para esta entidad singular: διάβολος. Estaba formado sobre la raíz del verbo διαβάλλω que significa “calumniar”, “enemistar” o sembrar cizaña”. En latín pasó como diabolus y por síncopa (pérdida de un sonido en el interior de la palabra, en este caso la vocal “o”) daría en español: diablo, es decir, “el que siembra cizaña”.
Muchos espíritus inmundos acompañaban y ayudaban en su tarea a este ser malvado; para  ellos también se buscó otra palabra griega. Existía en griego el término δαίμων (daimon) que significa “dios” o “divinidad”. Eran dioses menores, pero, por eso mismo, cercanos a los hombres. Eran una especie de genio tutelar de carácter personal que acompañaba a cada hombre durante su vida y condicionaba su carácter. Los romanos se referían a ellos con el término genius.

Sabemos que Sócrates tenía una divinidad personal que le daba señales y le aconsejaba sobre los más diversos aspectos de la vida. En los textos clásicos se refieren a este espíritu o genio socrático con el término δαιμόνιον (daimonion). Este término daimonion fue usado por los cristianos para referirse a los “espíritus inmundos”. Aparece ya en el Nuevo Testamento y de ahí paso al latín (daemonium)  y del latín al español por evolución normal: demonio. 

Sobre daemonium se creó la palabra “pandemonio” que el diccionario define como “lugar donde hay mucho ruido y confusión”. Fue un término inventado por el escritor inglés John Milton (1608-1674) en su obra titulada El paraíso perdido (1667),  para nombrar al palacio del reino infernal. Lo formó con la palabra griega pan- que significa “todo”.

viernes, 10 de febrero de 2017

Huellas del pasado: Tercera Edición

Retomamos nuestro encuentro semanal con el mundo clásico de la mano de D. Javier Murcia, profesor de griego de nuestro centro, que nos trae el origen de una palabra que usamos cotidianamente: "Náusea". La palabra, frecuente en contextos como la medicina, también se ha adoptado para otros campos como el político o el filosófico, tal como demuestra que Jean Paul Sartre lo usase como título de uno de sus libros más conocidos.

Náusea

 Dice el Diccionario de Autoridades que 
es "una voz puramente latina", aunque lo cierto es que este término remonta su etimología al griego antiguo, donde existía la palabra ναυσία, con el significado de "mareo". Estaba formada con la palabra "nave" ναῦς y, por tanto, se refería a las molestias y a las ganas de vomitar que producía la navegación. 


Los romanos, que no habían sido muy marineros, tomaron en préstamo numerosas palabras griegas  relativas al mundo del mar desde fechas muy tempranas; es el caso de palabras que sentimos tan latinas como nauta o esta misma que tratamos nausea. 
Esta facilidad para asumir estos términos griegos se explica porque tanto en latín como en griego la palabra “nave” tenía una misma raíz: navis / ναῦς. La palabra nausea se insertó perfectamente en el paradigma latino e incluso se formaron derivados dentro del propio latín como, por ejemplo, nauseabundus, con un sufijo latino –bundus que indicaba "tendencia a". De ahí procede nuestro “nauseabundo” que significa: “que produce náuseas, asco o repugnancia intensos.”


jueves, 2 de febrero de 2017

Huellas del pasado: segunda edición

Compartimos la segunda entrega de nuestra sección "Huellas del pasado", centrada en el mundo clásico grecolatino. En esta ocasión, el profesor D. Javier Murcia, nos aclara el origen de las palabras suicidio / suicida  y nos descubre un curioso fenómeno: la invención de la etimología de un término. Asomaos a este nuevo acantilado con aroma al clasicismo de la Antigüedad.

Ofelia, de John Everett Millais
Suicidio/suicida

El término suicidio, común a muchas lenguas modernas de Europa, deriva de un pretendido término latino suicidium que nunca existió en latín clásico ni en latín tardío. 

Estaría formado por un elemento pronominal sui “de sí” más el sufijo –cidium que deriva del verbo caedo que significa “matar”, “dar muerte”. En latín clásico se había empleado este sufijo para formar palabras muy conocidas como homicida (con homo “hombre”), parricida (con parens “padres”) y fratricida  (con frater “hermano”), pero jamás se formó un compuesto con un primer elemento pronominal como sui. Los antiguos romanos sencillamente llamaban al suicidio mors voluntaria.

Por tanto, “suicida” y “suicidio” fueron creación de los moralistas de la Edad Media por una analogía con términos latinos parecidos. Con ese sufijo formado sobre el verbo matar, los moralistas trataban de adjudicar el mismo nivel de violencia a los que ponían fin voluntariamente a su vida.

Fue la lengua inglesa la que dio carta de naturaleza a este término de suicidio (aparece en el Oxford English Dictionary en 1651). Del inglés se difundió al resto de lenguas europeas; en español fue empleado por Moratín y se incorpora al Diccionario de la Academia en 1817.