¡Ahg!
Abrí
los ojos inocentemente sin saber aun lo que me esperaba aquel día,
mientras me iba levantando empezaba a notar una sensación oscura,
una sensación que ya había experimentado antes, una sensación que
tras su marcha dejaba rastro. Me dirigí hacia el baño despacio y
encendí una luz, que casi me ciega en la madrugada, hice un cuenco
con las manos y lo llené de agua para lavarme la cara. Cuando me
dispuse a levantar la cabeza lo volví a sentir, pero ahora más
intenso. Fui a mirarme al espejo con velocidad, efectivamente, me
había salido un grano.
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