La visita
Introdujo la llave en la cerradura sin percatarse de que la puerta ya estaba abierta. No era la primera vez que la encontraba así, por eso no le extrañó.
Pero al entrar en casa, todo estaba revuelto. Había partituras rasgadas y manchadas de sangre por
todo el salón. No sabía con seguridad quién lo había hecho, pero tenía la sospecha de que había sido la misma persona que durante los últimos meses la había estado acosando.
Al entrar en la sala de música, encontró el cadáver de una mujer sentada al piano. Esta tenía entre
sus manos frías e inertes una carta. Al acercarse, comprobó que se trataba de su mejor amiga. En la
carta, manchada de sangre, encontró escrita la palabra “PERDÓN”. Con esto, le bastó para
comprender que había sido ella quien la había estado perturbando durante esos últimos meses. Su
amiga. Su confidente. Su acosadora.
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