Un
segundo en calma
Mi
ansiedad llegó a su punto álgido. Ayer la psicóloga me recomendó
darme de baja y dedicar tiempo a mi mismo, haciendo algo como…leer
poesía. Me veo incapaz. Nunca le he encontrado el sentido, pero creo
que voy a intentarlo.
Empiezo,
no puedo evitar pensar en mi propia respiración, que parece no ser
nunca suficiente para mantenerme vivo. Vuelvo a empezar, ¿esto tiene
historia? Se me está haciendo muy pesado, a cada palabra que veo,
tengo que hacer un esfuerzo para apartar la bruma que me impide
entenderla.
De
repente, una brisa refrescante despeja mi mente, ¡es mi pequeña!, a
pesar de tener solo 6 años, es una niña muy inteligente, al
parecer, le ha hecho ilusión verme leer. Ha cogido mi libro, ha
intentado cantar algunos de sus versos, y me ha sonreído tan
dulcemente, que tras un largo y hondo suspiro, he empezado a entender
que es la poesía.
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