ME LA HA VUELTO A HACER
Me faltaba el aliento y un fuerte dolor fue el que me derruyó en el sofá. Todo se fundió
en negro y la luz al final del túnel pasó a tener nombre de potingue. Sabía que aquella
quemazón iba a acabar conmigo. ¡No vuelvo a comer en casa de mi abuela!
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