Lo
Irreal Puede Convertirse en Real
Estaba
tan concentrada haciéndome los deberes que no me dí cuenta de una
cosa: mi casa estaba demasiado silenciosa. Salí pensando que me
encontraría a mis hermanos peleándose como de costumbre, pero no
encontré a nadie.
Salí
de mi casa muy preocupada para ver si estaban todos fuera, pero lo
que me encontré me impactó mucho más. No había absolutamente
nadie en mi pueblo, no se escuchaban las risas de los niños pequeños
jugando en el parque, ni los coches pasar al lado de mi casa. Empecé
a correr por todo mi pueblo en busca de alguna señal de vida, pero
fue inútil.
Me
senté en una esquina y empecé a llorar, como nunca lo había hecho.
Nunca había sentido tanta soledad y tanto miedo. No pude despedirme
de nadie ni decirles lo mucho que les quiero.
(…)
-Cariño,
es hora de ir al instituto. - escuché decir a mi madre.
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