Recuerdo de la infancia
En aquel instante, se abrió la
puerta y apareció ella, mi amiga del alma, esa con la que había compartido
tantas tardes jugando en el parque y de la que tenía un recuerdo muy especial.
Estaba deseando contarle todo lo ocurrido desde que se marchó a Nueva York y,
sobre todo, hacerlo recorriendo nuestros lugares favoritos de la infancia. Mi
amiga parecía tan contenta e ilusionada como yo. Cuando fui a abrazarla, ya con
los brazos en el aire, advertí que no era ella; en realidad, no había nadie, y
todo había sido una ilusión. Pero seguía con la esperanza de reencontrarme con
ella algún día y retomar nuestra amistad.
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