Lo siento.
Lo siento.
Tan solo dos palabras que pueden llegar a representar miles (pero saliendo de tu boca ya no tienen significado alguno).
Realmente lo siento, no por ti, sino por mí, que he adoptado un corazón roto, desdichado, que ya no cree en el amor, con la intención de remendar cada una de sus heridas, completando las grietas con pedacitos del mío propio (perdiendo el amor por mí misma por dártelo todo a ti).
Una discusión.
Dos, tres, cien.
Mil.
Finas líneas acuosas fluyen de mis lagrimales e intento aferrarme al amor que hay escondido profundamente bajo tus perniciosas palabras, que escapan entre tus labios sin la menor compasión.
Ya no río.
Ya no lloro.
Ya no sabría decir si me dueles.
Ya no sabría decir si lo siento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario